El perro hace de perro

El perro es un perro y tiene que hacer de perro. Le ayudamos??

Hace muchos años que el perro empezó a convivir con el hombre, estableciendo con él una relación en la que los dos obtenían algún beneficio: yo te ayudo a cazar, tu me das comida; yo vigilo tu hogar, tu me das cobijo; yo te guardo el rebaño, tu me alimentas, etc…

Tenia una función y utilidad a cambio de la cual recibía alimento, cobijo, seguridad… Y así iba perpetuándose como especie.

Han pasado los años y las funciones del perro (hablo siempre sobre los perros que viven en nuestro entorno) han ido cambiando al ritmo que cambiaba y evolucionaba el hombre.

Y ahora que ya no es tan necesario para llevar a cabo muchas de las tareas que realizaba, le hemos introducido en nuestro entorno urbano, con todo lo que esto implica. En muchos casos le separamos de madre y hermanos más pronto de lo que debiéramos, le aislamos de sus congéneres, le dejamos solo la mayor parte del día, le sacamos con correa a pasear limitando así sus momento de libertad, no le dejamos expresarse libremente… y nos quejamos si el perro hace ruido, si destruye cosas en casa, si tira de la correa, si es reactivo, si persigue monopatines…

Y eso no es justo, no os parece?

Ellos intentan adaptarse y la mayoría lo consigue. Pese a ser seres sociales que viven en grupo, aprenden a estar solos bastantes horas cada día; aprenden a vivir unidos a nosotros a través de una correa, aprenden a controlar sus esfínteres y a relacionarse poco o nada con sus congéneres, a no ladrar… Y lo hacen precisamente porque el secreto de su supervivencia como especie es la adaptación.

Pero no se lo estamos poniendo naaaaada fácil.

Quizás deberíamos pararnos un momento a reflexionar y hacer un mayor esfuerzo de comprensión y empatía para intentar entender mejor a estos fantásticos compañeros peludos, buscando la manera de hacer que su vida sea más plena y satisfactoria, ayudándoles a integrarse plenamente en su entorno, en la sociedad, en su familia…

Yo siempre digo que los perros son honestos: un perro es un perro y hace de perro; no sabe hacer nada más, no puede fingir, es transparente. Y no, no tiene malas conductas ni comportamientos. Simplemente hace de perro, siente como perro y expresa sus emociones como puede en tanto que perro (ojalá pudiese hablar para explicarnos qué siente…) y eso, a veces choca con nuestra realidad, con nuestra vida y convivencia en sociedad. Las conductas inapropiadas los son únicamente para nosotros, bajo nuestro punto de vista, no bajo el suyo.

Es aquí donde la figura del educador canino puede ser de grandísima utilidad enseñando, acompañando, asesorando y guiando a las familias en este camino maravilloso que es ayudar a nuestro compañero canino sentirse integrado en la familia, a ser plenamente feliz y sentirse realizado como perro.

Cada vez son más, afortunadamente, los educadores caninos que trabajan en esta dirección, ayudando a las familias a comprender a su perro, a entender porqué hace lo que hace, porqué es como es… buscando la colaboración del perro en lugar de forzarle a hacer las cosas, promoviendo una educación basada en la comprensión y el respeto hacia el perro y sobretodo enseñando a las personas a comprender el lenguaje de comunicación de los perros para poder comprenderles mejor y respetar más sus necesidades.

 

Y lo más importante, explicando a la familia qué pueden hacer para integrar al perro en su vida cotidiana y su entorno, ofreciéndole tantas oportunidades como les sea posible para que haga de perro: que vea otros perros, que juegue y corra libre, que se revuelque en el barro, que roa tronquitos, que se revuelque en animales muertos (bueno, esto quizás no, verdad?) que vaya al mar, que nade en un río, que persiga pájaros…

Ya que él nos da tanto… Esto no es pedir demasiado, no?? Y sabéis qué es lo mejor? Que haciendo esto también nosotros seremos más felices al verle feliz y satisfecho a él.

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