Huelo, luego existo.
Hace un par de meses, hablando con una clienta durante la primera clase me decía:
“Estoy desesperada con los paseos con mi perro! Se para a olerlo todo y no hay manera de avanzar!”
Y yo sonreí, porque lo que a ella la desesperaba es justamente lo que tiene que hacer un perro feliz y equilibrado: oler, oler y oler… para relacionarse con otros perros, para conocer su entorno, para experimentar, para obtener información y para hacerse una idea del mundo que le rodea.
El mundo del perro es sensorial y unos de los sentidos que tiene más desarrollados (por no decir el que más) es el olfato. A través del olfato el perro obtiene mucha información de su entorno y de los otros perros que han paseado por la zona: quien ha estado allí, su estado de salud, si es macho o hembra, etc…
Toda esta información que recoge el perro su cerebro la procesa y hace por lo tanto que su vida sea mucho más rica e interesante.
Los anglosajones -que para los juegos de palabras son unos cracs- a veces a olisquear pipis de perros le llaman leer el pee-mail, es decir, lo que nosotros hacemos cuando leemos nuestro e-mail.
He conocido perros que salen a la calle con una ansiedad tan grande que no se paran a oler nada. Su estado de alerta no les permite relajarse lo suficiente como para pararse a olisquear. Y eso es muy triste, pues nos indica que el perro no es feliz, ya que nadie puede ser feliz viviendo en un estado de ansiedad permanente.
Recuerdo un Dobermann fantástico adoptado a través de SOS Dobermann, que en casa estaba genial pero cuando salía se ponía en alerta y a cada paso que daba controlaba todo el territorio sin relajarse en ningún momento. Llegaba al pipican (tenía que estar vacío porque era reactivo con otros perros), daba cuatro o cinco vueltas alrededor y sólo entonces se sentía suficientemente seguro como para hacer pipi. Terrible, no? Es lo que hacen tres año viviendo en una terraza atado a una cadena…
Afortunadamente no son muchos los casos así, y en cualquier caso con paciencia y trabajo se puede mejorar mucho la calidad de vida de estos perros. Un buen educador canino ayudará, dando pautas y acompañando en el proceso.
Volviendo a mi clienta, cuando me dijo esa frase yo le contesté que era fantástico lo que me decía! Que tenía que estar contenta! Tiene un perro joven, equilibradísimo, con una gran curiosidad por el mundo que le rodea y eso es fantástico…
… aunque implique pararnos cada dos por tres a oler una caja de cartón, una farola del parque, etc…, caminando a paso de tortuga, avanzando sólo 10 metros en 5 minutos. No importa! Lo que importa es que mientras está oliendo todas estas cosas que para nosotros no tienen ninguna importancia, nuestro perro está disfrutando haciendo una de las cosas que más le gusta hacer, OLER EL MUNDO.
O sea que la próxima vez que cojamos la correa y saquemos a nuestro perro a pasear, pensemos en lo que él necesita en cada paseo y aprovechemos la oportunidad para desacelerarnos y disfrutar nosotros también de un paseo relajado con nuestro compañero canino.
Ah! Y muy importante! Hagamos un esfuerzo por no usar el móvil durante el paseo!
